La formación de rayos gamma
(la forma de luz más energética que se conoce) durante una tormenta eléctrica
podría tener relación con la producción de relámpagos, revela nuevo estudio.
Los rayos gamma suelen formarse a consecuencia de cataclismos cósmicos tales
como las supernovas, pero las tormentas eléctricas terrestres también energizan
suficientemente las partículas para crear poderosos rayos.
Los científicos detectaron
por primera vez los rayos gamma de las tormentas a principios de la década de
1990. El Observatorio de Rayos Gamma Compton registró inesperadamente la
radiación que se originaba en el suelo mientras observaban una supernova
lejana.
RELAMPAGUEANTE MISTERIO
Aún no se explica cómo se
producen los rayos en las nubes de tormenta, como tampoco ha podido
determinarse la naturaleza de su aparente vínculo con la formación de
relámpagos, sobre los cuales persisten muchos misterios. No obstante, un nuevo
estudio encabezado por Teruaki Enoto de la Universidad de Tokio y Harufumi
Tsuchiya de RIKEN (Instituto de Investigación Física y Química de Japón) ha
permitido entender mejor estos fenómenos.
El equipo dirigió una serie
de detectores de rayos gamma hacia dos masas de aire de baja presión que
chocaron sobre el Mar de Japón. Los investigadores observaron que los rayos
gamma se producían unos 70 segundos después del estallido del relámpago y
también determinaron que las explosiones gamma, cuyas mediciones previas habían
revelado una duración inferior a un segundo, pueden prolongarse durante casi un
minuto.
Los hallazgos sugieren que
lo que desencadena los rayos gamma también podría intervenir en la formación
del relámpago y que su origen podría estar vinculado con poderosas partículas
conocidas como rayos cósmicos, las cuales llueven continuamente desde el
espacio.
Los poderosos rayos gamma
pueden resultar peligrosos en algunos casos debido a que su radiación alcanza
niveles de energía cientos o miles de veces más elevados que los rayos x
utilizados en dispositivos médicos, prosiguió Enoto. No obstante, las nubes de
tormenta difícilmente producen suficiente radiación para representar un
peligro.
La potencia de los rayos
gamma los hace útiles en la esterilización de equipamiento médico. Se suelen
utilizar para matar bacterias e insectos en productos alimentarios tales como
carne, setas, huevos y vegetales, con el fin de mantener su frescura. Debido a
la capacidad de penetrar en los tejidos, los rayos gamma o los rayos X tienen
un amplio espectro de usos médicos, como la realización de tomografías y
radioterapias. Sin embargo, como forma de radiación ionizante, tienen la
habilidad de provocar cambios moleculares, pudiendo tener efectos cancerígenos
si el ADN es afectado y también se utilizan en la medicina nuclear para realizar
diagnósticos.
No parece
lejano el día en que
los científicos logren
condesar la producción de rayos gamma
generados por los
rayos y poder utilizarlos
a su disposición
en los diversos usos
que hoy se conocen
y en otros
por descubrir.
"Por National Geographic "


